sábado, 29 de noviembre de 2014

Kanelbulle, cinnamon rolls o rollos de canela. La delicia que vino del norte.

Desde que Stieg Larsson arrasó con su trilogía póstuma Millenium, la novela policiaca nórdica está de moda. Maite es seguidora de Camilla Läckberg y suele esperar con impaciencia la publicación en español de sus libros de la serie Fjällbacka, sus novelas policiacas. Uno de los rasgos distintivos de esta escritora sueca es que muchos de los diálogos entre sus personajes transcurren alrededor de tazas y más tazas de café y al parecer, en Suecia la taza de café y el kanelbulle son poco menos que inseparables. Con tanto café y tanto rollo de canela, al final Maite decidió que había llegado el momento de aunar la experiencia literaria con la culinaria; así que se puso manos a la obra.


La labor de investigación se extendió durante meses. Pruebas y más pruebas, rollos y más rollos de canela. A mí, la verdad me estaban todos buenos pero mi chica no se conforma con eso. Ella busca la perfección, la excelencia, el Olimpo de los cinnamon rolls y con esta receta basada en la de comerycantarblog parece que se ha acercado lo suficiente como para quedarse conforme.

Necesitaremos:



Para la masa
  • 450 gr de harina de fuerza
  • 17 gr de levadura fresca
  • 165 ml de leche templada
  • 2 huevos
  • 50 gr de mantequilla
  • 50 gr de azúcar
  • Una pizca de sal
Para el relleno
  • 120 gr de azúcar moreno
  •  2 cucharaditas de canela
  • 100 gr de mantequilla
Para el glaseado
  • Un huevo batido, para pintar antes de hornear
  • 50 gr de azúcar glass
  • 2 cucharadas de leche
Preparación:
  • Desmigamos la levadura en la leche templada.
  • En un bol mezclamos la harina, el azúcar, la pizca de sal y añadimos los dos huevos ligeramente batidos, la mantequilla a punto pomada y la leche con la levadura disuelta.
  • Amasamos hasta que adquiera una consistencia elástica y no muy pegajosa.
  • Dejamos reposar una hora o hasta que doble su volumen.
  • Una vez ha levado la amasamos un poco más para que pierda el aire.
  • Enharinamos la superficie de trabajo y con el rodillo le damos forma rectangular (como saldrá bastante cantidad, para trabajar mejor la podemos dividir en dos), de este modo nos saldrán dos piezas que, una vez estiradas alcanzarán unos 25 o 30 cm de largo y 1cm de espesor.
  • Mientras precalentamos el horno a 180 ºC untamos la superficie de la masa con mantequilla, luego espolvoreamos con la mezcla de azúcar moreno y canela, y enrollamos las masas sobre la parte larga como si fueran dos brazos de gitano.
  • Cortamos en rodajas de unos 3 cm, los colocamos en una bandeja sobre papel de hornear, los pintamos con huevo y dejamos que leven otros 10 minutos más.

  • Horneamos unos 15 minutos a 180ºC y al sacarlos del horno los rociamos con un hilillo del glaseado que habremos hecho con los 50 gr de azúcar glass disuelto en dos cucharadas de leche.


Ojo cuidao:
  • Si vamos a amasar a mano pondremos un poco menos de leche para que no quede la masa muy pegajosa y podamos amasarla bien.
  • Para cortar esta o cualquier masa necesitamos un cuchillo bien afilado para evitar rasgarla o deformarla demasiado. Si no nos fiamos demasiado de nuestro cuchillo podemos meter la masa un par de horas en la nevera antes de cortarla.
  • Estos panecillos están más buenos recien hechos pero se conservan bien en una caja hermética o en una bolsa de plástico. Si tienen uno o dos días es recomendable darles un golpe de calor en el microondas, con unos segundos basta y estarán casi como recien hechos.
  • También se pueden congelar sin problemas.

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